La Radio, el teatro de la mente.
Alrededor de las ocho de la noche, el Estudio radiofónico número uno de Columbia Broadcasting System en Nueva York, se convertía en el escenario donde Orson Welles, habrá de actuar e interpretar, acompañado de la compañía teatral Mercury, la novela del escritor británico H.G. Wells, La guerra de los mundos.
Previo al inicio, la Columbia y sus estaciones asociadas habían comentado que ” era una adaptación libre “de La guerra de los mundos de Wells.
Los radioescuchas, bien sintonizaron la emisión una vez iniciada o, simplemente, no prestaron la suficiente atención a esa simple introducción de lo que parecía un programa cualquiera, el hecho es que los datos de audiencia estiman que cerca de 12 millones de personas escucharon la transmisión y otras tantas cayeron presa del pánico abandonando sus casas y colapsando carreteras, estaciones o comisarías de policía. Tanto así, que los teléfonos de emergencia se bloquearon durante varias horas recibiendo multitud de mensajes que decían haber visto a los extraterrestres, el polémico acontecimiento, o más bien dicho, aquella narración, que terminaba con la muerte del propio Orson Welles a causa de los gases que emanaban los invasores, pudo ser el fin de su fulgurante carrera. Pero visto en perspectiva, aquello, en realidad, no fue más que el inicio de su leyenda. Era el 30 de Octubre de 1938, en aquella fecha, Welles dejó los 59 minutos de radio más famosos de la historia, en tan solo un par de meses después de que la popular emisora le ofrecería llevar a cabo un programa semanal basado en la dramatización de obras literarias, en un contexto marcado por la Gran Depresión, el locutor norteamericano pensó que tal adaptación contada en forma de noticiario de última hora calaría en el seno de la audiencia; Y vaya si lo hizo!
La lectura de esta obra, mantuvo el hilo de veracidad ininterrumpidamente salvo en tres instantes, uno al inicio de todo, otro a los 40 minutos de la grabación y otro en el minuto 55. en ellos se indicó que se trataba de una dramatización, por lo demás, se mantuvo en directo la ficción de aquella invasión marciana que estaba teniendo lugar en Grovers Mill, Nueva Jersey.